(13 / dic / 2020) - En diciembre de 2013 escribí en este blog mi primera entrada sobre New Orleans Pelicans. Siete temporadas después, con dos apariciones en playoffs y rookies como Patric Young que ahora se gana la vida en el Hapoel Gilboa, es la primera vez que no hay ningún jugador del roster 2013/14. ¿Ahora qué hacemos?
Poco a poco han salido Ryan Anderson, Tyreke Evans, Eric Gordon, Austin Rivers, DeMarcus Cousins, Rajon Rondo, Anthony Davis... y el último en hacerlo ha sido Jrue Holiday. Con el californiano se cierra un ciclo de 7 campañas donde la mediocridad, las lesiones y la eterna marcha de Davis (hasta que se consumó) han sido la tónica.Ahora empezamos un nuevo ciclo. O, mejor dicho, toma inercia uno iniciado la temporada pasada con la llegada de Zion Williamson y que, con la eclosión de Brandon Ingram, supuestamente se sientan los cimientos para volver a estar en playoffs dos años después (y un par de apariciones en siete campañas). Todo ello con nuevo entrenador, Stan Van Gundy. Ni frío ni calor. Me causa curiosidad cómo será su readaptación a una liga que en sus dos años de ausencia ha cambiado su forma de desarrollarse.
En este escenario, esta semana da inicio para New Orleans una temporada extraña. Más allá del coronavirus, que seguirá vigilando por encima del hombro todo lo que suceda, Pelicans se enfrenta a la nueva vida sin Davis y Holiday después de 7 años. ¿Qué debemos esperar?
NADA QUE PERDER
La agencia libre ha sido normalita para la franquicia de Luisiana. O, según se mire, se puede haber apuntalado en la buena dirección. Llega un veterano como Eric Bledsoe (31 años) que está ante su redención definitiva. Todavía tiene físico y mentalidad. Cabeza es lo nunca tuvo. Pero ahora viene a arropar a una manada de cachorros que sudan más que él, y llegan más alto.
El otro "veterano" que ha llegado nuevo es Steven Adams (27 años). Y algo me dice, o quiero convencerme de ello, es que puede ser lo que necesita Zion en la zona. Incluso, lo que Ingram busca cuando los 2x1 se conviertan en una realidad. Una suerte de 'triángulo mágico' que puede cuajar.
LA INCÓGNITA LONZO
La pasada campaña, durante algunos tramos, Lonzo Ball estuvo disparando de tres por encima del 50%. Una locura para un jugador que ha tenido que readaptar su vida misma dentro de la NBA. Fuera de la cancha, y dentro con una mecánica petardera. Ahora no sabemos qué nos vamos a encontrar después de una "burbuja" atroz donde vimos su peor versión. Este año sin Jrue, y con un Bledsoe que no se sabe qué papel querrá tomar, los focos le apuntan directamente.
Su impacto sobre la vida de Pelicans es la clave. Sobre los jugadores antes mencionados se espera una serie de cosas que, a poco que la vida sea normal, se verá reflejado en la cancha. Para Ball todo es diferente. Primero porque este año entrará en la comparativa con su hermano en Hornets. Y esa presión invisible estará ahí.
LA CATERVA
El rookie Kira Lewis Jr.; Nickeil Alexander-Walker, Nicolo Melli, JJ Redick o Josh Hart deberán ser parte de una segunda unidad que, ahora mismo, me otorga muy poca confianza. La misma que Jaxson Hayes o la llegada de Willy Hernangómez, que servirá para tener espacio en los papeles españoles, y poco más.
De todos estos, Hart debe aportar. Sí o sí. El año pasado estuvo a un nivel bastante decente. Y esta campaña debe dar un paso al frente, sobre todo porque Zion e Ingram necesitan de alguien que pueda aflorar en los días que se tuercen las cosas. Incluso, a nivel defensivo, junto a Bledsoe y el propio Adams debe ser uno de los pilares.
¿PLAYOFFS?
Releyendo entradas en este blog de los últimos 7 años, la tónica dominante ha sido una: las lesiones. No es una excusa, ha sido una realidad. Jugadores como Eric Gordon, Ryan Anderson o Tyreke Evans fueron máquinas de perderse partidos. Jrue tuvo también problemas, incluida la enfermedad de su mujer... y Davis se sobrecargo en demasiados momentos.
Por eso, si las lesiones respetan a Zion e Ingram, y Adams hace lo que ha venido a hacer, los playoffs no son una utopía. Quedan muchas dudas sobre lo que de verdad puede aportar al juego Williamson. Pero a poco que haga, será mejor que Ajinça o Greg Stiemsma. A peor no se puede ir.
"Por qué somos de Pelicans", me preguntaba en 2013. Demasiados años no he sabido la respuesta. Ahora tampoco tengo la certeza de qué hago escribiendo esto. Ya no existe el Pelicans de 2013. Han pasado jugadores, entrenadores, propietarios... y yo sigo aquí.
Comentarios
Publicar un comentario