La dura vida Pelicans


(4 / nov / 2018) - Se acabó la fiesta en New Orleans. Desde el primer día de competición, hasta la última derrota contra San Antonio Spurs, Pelicans había estado en posiciones de playoffs. Ahora, con cinco pinchazos de forma consecutiva, se une a un selecto y peligroso club de caídas seguidas junto a Dallas (6 derrotas) y Suns (7 derrotas) para colocarse en las últimas posiciones de la Conferencia Oeste.

El problema es que no fue normal perder todos los partidos de pretemporada; luego tampoco fue lógico arrasar en los primeros cuatro partidos, siendo algunos de ellos contra rivales interesantes; y ahora resulta sorprendente esta dinámica negativa, también contra equipos a los que se debería ganar para aspirar a entrar en playoffs.

Pese a todo, la realidad es bastante sencilla. Por un lado la racha negativa de Pelicans se inició con la lesión de Anthony Davis y su posterior periodo de recuperación. Punto. Tras la marcha de DeMarcus Cousins se ha quedado como alma del equipo. Anotador, mejor defensor, termómetro de sensaciones... todo. Y eso es una burrada.

Por otra parte, Jrue Holiday es un jugador de buenos minutos, aportación ofensiva y defensiva; pero está dejando muy claro que no es líder de un equipo. Sus números en las cinco derrotas se han ido a los 21,6 puntos por partido. También ha estado asistiendo bien, pero hay algo que falla. Una parte no pragmática que conduce a que nadie le siga. Quizá su actitud algo indolente, una expresividad corporal apagada... algo le falta.

Y a esa fiesta se une Niko Mirotic. Su temporada espectacular. Reboteando más fuerte que nunca, anotando bien... pero poco a poco los triples empiezan a no entrar. (2/6), (1/6), (2/7) y (3/11) en los últimos cuatro partidos. Demasiados fallos.

LO QUE NO ESTÁ SUMANDO EN PELICANS

Hasta ahora, pese a todo (incluidas las cinco derrotas consecutivas), estaba hablando de las cuestiones positivas. Un chasco, o al menos así lo valoro, es Julius Randle. Sus 17,3 puntos por partido son algo engañosos. Se está mostrando como un escopetín fallón, que tira triples sin motivo (0/8) desde que metió el último, y suele estar revolucionado. Demasiada guerra por su cuenta, y varios partidos donde no ha dado una sola asistencia.

Después llega el desierto. Pese al buen arranque de E'Twaun Moore, al menos en la parte numérica, en los momentos clave tiende a fallar y transmitir inseguridad al equipo.

Lo que sí representa el vacío en la rotación es un desaparecido Darius Miller; y los lamentables Solomon Hill, que juega más de 17 minutos por partido; Wesley Johnson, que es un tipo infame; e Ian Clark, que no acaba de coger el tono.

Y quizá ese sea el problema. El coach Gentry lo está intentando todo. Dio la titularidad a Jahlil Okafor y, pese a que me gusta su forma de interpretar el ataque, no acaba de funcionar. Le está dando cancha a Frank Jackson, pero se trata de una medianía de la NBA, sin más. Y con estas fichas, Pelicans se ha convertido en un equipo sin capacidad para competir.

Sobre todo porque Davis tiende a la fragilidad. En sus seis temporadas, tan solo en dos ha sido capaz de mantener un físico saludable. En este ocasión a las primeras de cambio ha estado inactivo en un momento clave. Y teniendo en cuenta la presión que tiene por liderar al equipo, llevará a su cuerpo al máximo en demasiadas ocasiones, y eso pasa factura.

La conclusión no es muy positiva. Hay un mes de noviembre de locura. Y si no consiguen detener la hemorragia, se pueden quedar descolgados antes de terminar el año. ¿Es suficiente con Davis-Holiday-Mirotic? En plena forma la trilpleta da como resultado un equipo que puede competir. Habría que añadir a Randle, el lesionado Payton, y que Moore no deje de aportar. Esa ecuación la hemos visto. ¿La volveremos a ver?

Comentarios