Stimac y Lafayette: los jugadores necesarios

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23 / jun / 2014

Parece bastante evidente que jugadores como Vladimir Stimac (Unicaja) u Oliver Lafayette (Valencia Basket) no te dan ligas por sí solos. Sus números son relativamente discretos, sus aportaciones suelen tener altibajos, pero no cabe duda de una cosa: si un equipo quiere ser grande debe tener a estos jugadores en sus filas

Esta semana hemos sabido que, tanto Stimac como Lafayette, abandonan sus respectivos conjuntos. Distintas maneras y formas, pero una simple conclusión: la ACB pierde calidad todos los años. Por desgracia es algo que desde hace varias temporadas se ha convertido en una tónica habitual, y los únicos perjudicados son esos equipos con ínfulas de poder estar a la altura que de Real Madrid o FCBarcelona, pero que no consiguen dar continuidad a sus proyectos.

Hace años la ACB era exportadora de talento de máximo nivel a la NBA. Por ejemplo Baskonia ha sido un filón con todos los jugadores que ha mandado a tierras americanas. Pero como decíamos antes, y con el dinero como enemigo público, ahora son Grecia, Turquía o Rusia los lugares de acomodo para esos jugadores que, una vez despuntan en la Liga Endesa buscan mejores oportunidades fuera de España. 

No se puede reprochar nada, puesto que en épocas de vacas flacas hay que hacer lo que sea por pescar unos euros. Es más, muchos de estos jugadores saben que pueden perder a nivel deportivo, puesto que si ellos mismos, junto con otros, se mantuvieran en proyectos como los de Málaga o Valencia, a largo plazo serían equipos muy competitivos. 

Ejemplos hay para aburrir, y eso que la temporada pasada se pudo retener la fuga un poco, y de entre los más valorados tan solo se marcharon Spencer Nelson y Tony Gaffney. Pero los dos años anteriores, entre la NBA y los equipos económicamente fuertes de Europa se produjo una dramática sangría de talento: James Augustine, Andy Panko (volvió), Dusko Savanovic, Joel Freeland, Mirza Teletovic, Paul Davis, Nick Caner-Medley (volvió), Gustavo Ayón, Stanko Barac… Y lo peor no son esos jugadores, sino los que en ocasiones no aparecen entre los líderes estadísticos, como pueden ser Stimac y Lafayette, pero que realmente dan el salto de calidad a un equipo. 

Ese es el verdadero problema. Está claro que las estrellas, tarde o temprano, si no es a Madrid o Barcelona, emigrarán a otra ciudad donde el dinero sea castigo. Pero los jugadores de clase media-alta, los que te ganan un partido complicado, los que tienen el culo negro por el humo de mil batallas, los que saben de este deporte, en definitiva, son también los que se marchan a otras ligas. Así está muriendo la ACB, que se iguala en la lucha de los equipos de clase media, pero arrastrando en ocasiones a los que deberían intentar competir con los “futboleros”. Puede parecer insignificante la pérdida de Stimac o Lafayette a nivel mediático, pero sus equipos saben que están perdiendo una parte fundamental de la potencialidad que pueden alcanzar como conjunto. 

Si la fuga continúa, la Liga Endesa en 3 o 4 años puede parecer un páramo de equipos que son apaleados por Madrid y Barça, y donde la esperanza y la ilusión no merezcan la pena. 

Por: Raúl Masa (@RaulMasaBasket)

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