Equipo de dos velocidades


3 / ene / 2014

Tras la dolorosa derrota ante Minnesota (112-124), por no ser capaces de exhibir nada de lo demostraron apenas hace unos días contra Portland, y porque la temporada avanza y New Orleans no acaba de afianzarse en el 50% en el balance de victorias y derrotas, quizás hay que empezar a ser muy realistas y no esperar ni si quiera el objetivo de estar en dicho balance, una vez que los ‘play offs’ hay que ser consecuentes y moderar el optimismo de manera muy seria. 

Seguramente hay excusas. Las lesiones, las famosas “victorias morales” contra rivales directos pero que se traducen en derrota. Sea como sea, lo que está claro es que New Orleans en estos momentos no es un equipo para competir contra los mejores de la NBA por una sencilla razón: el equipo está construido sobre dos velocidades y eso se termina notando.

En todos los equipos hay buenos, y otros jugadores que no merecen ser titulares. Pero la clave está en tener dos o tres que sea esa pasta que uno las virtudes de unos con los defectos de otros, pero en el caso de Pelicans, hay una abismo muy grande, al menos en los que se ha demostrado hasta ahora. 

Anthony Davis, Ryan Anderson, Jrue Holliday, Tyreke Evans, y por el rendimiento en defensa, Al-Farouq Aminu. Esta sería la primera velocidad, la que hace que se gane contra Portland haciendo un partido inmenso, y la que tiene a Davis en unas figuras dobles, lesión mediante, al igual que el poder anotador que está demostrando Anderson. 

El problema viene con lo que hay detrás des eso, y es más, con lo que faltaría ahí. Eric Gordon y Jason Smith deberían estar en esa lista, o al menos, en esos recambios. Uno por ser el jugador más caro de la plantilla, y otro por las expectativas al ser “center” del equipo. Pero entre lesiones y demás, resulta que están empezando a ser un lastre más que cualquier otra cosa.


Con esa palanca de cambios rota, llega el gran naufragio para New Orleans esta temporada. Ni un solo jugador de la rotación ha cuajado dos partidos medianamente decentes. Anthony Morrow no está ni se le espera, Briant Roberts y Austin Rivers parece que no quieren ser ese tercer base que puede cambiar un partido. Han cuajado encuentros medio decentes, con otros en los que desaparecen y no se vuelve a saber de ellos. 

Por lo que respecta a la rotación interior, más de lo mismo. De Ajinça se esperaba más de lo que realmente podía ofrecer, por lo que el golpe ha sido muy duro. Y sobre Stiemsma y Amundson, son los que son, bregadores de la zona con los que no se puede contar en ataque para nada. 

Y con todo esto, Monty Williams sabe lo que tiene. Si no quiere quemar a Holliday y Evans, necesita rotar el banquillo, el problema es que el cambio de nivel es tan grande que se producen unos parones de anotación y juego que te hacen perder el partido. O lo que es peor, si vas por debajo en el marcador, con ciertos jugadores sobre la pista no hay manera de ofrecer minutos de calidad, y si a todo esto sumas que tu mejor tirador de tres (Anderson) lleva una serie en los últimos tres partidos de (3/8), (1/5) y (2/8), pues resulta casi imposible acercarse a la meta del 50% en el balance de victorias y derrotas. 

El objetivo, una vez que se sabe que el equipo no podrá entrar en ‘play offs’, debería ser cuajar ese eje central con Davis-Evans-Holliday y que empiecen a mostrar la madurez que se les presupone, o mejor dicho, la que dentro de 2 temporadas se les va a exigir. Todo lo demás, con este equipo hecho a dos velocidades es pedir un milagro. 

Por: Raúl Masa (@masabasket9)

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