Clippers: nacidos para competir


23 / dic / 2013 

Si se repasan nombres, trayectorias y números, una gran parte de los jugadores de los Clippers no parecen ser una seria amenaza cuando uno los tiene en frente. Pero con una especie de magnetismo contagioso, todos enlatados y con el aderezo de Doc Rivers desde el banquillo, el eterno hermano pobre de Los Angeles se ha convertido en un equipo que puede ganar a cualquiera.

Thunder y Spurs ya han caído este año a manos de Dudley, Willie Green, DeAndre Jordan… Vale, sí, este equipo también cuenta con el, posiblemente, mejor base de la NBA, Chris Paul, y con el jugador más físico de la competición, Blake Griffin, pero aun así, está muy lejos de ser un elenco de estrellas como para que desde hace un par de años sea una seria amenaza para todos los equipos, aunque luego en ‘play offs’ no lo acabe de refrendar con resultados. 

Hace dos campañas con un terrible (4-0) frente a Spurs, y la temporada contra Memphis en primera ronda, pero a veces la imagen que se transmite no está sincronizada con los resultados, y eso es lo que le ha pasado a Los Angeles Clippers. 

Pero este equipo está construido bajo las señas de la batalla, la sangre y el fuego, y todo eso se transmite en cada uno de sus encuentros. Quizás, si no fuera por los vuelos sin motor de Griffin este equipo sería bastante aburrido de ver. Su base acapara mucho juego, algunos miembros son socio del club “estopa mix”, y en general muchos de sus jugadores no tienen el lustre y el brillo que muchas de las estrellas de la NBA. 

Ese puede ser el ejemplo de Jamal Crawford, o el propio Matt Barnes. Jugadores que desempeñan a la perfección su papel sin estorbar a nadie, ni molestar al compañero. Efectivos, obedientes, y piezas de una máquina que como hemos dicho ya ha ganado a dos de los pesos pesados del Oeste, y parece que no será la última vez. 

En definitiva, solo quería escribir estas líneas porque esta temporada he visto 2 o 3 veces a los Clippers y siempre acabo con la misma sensación: que he visto un gran partido. Con emoción, sacrificio colectivo, y en general una victoria. El Oeste es una lotería, pero no sería de extrañar que este año, por fin, el conjunto angelino diera un paso más y la Final de Conferencia sea su destino. 

Por: Raul Masa (@masabasket9)

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